Enseñar yoga es una disciplina que requiere mucha responsabilidad, atención plena, empatía y una base muy sólida de conocimientos. Se trata de observar y tratar los cuerpos y sus movimientos, unidos a los comportamientos y caracteres de las personas de Occidente, generalmente, con vidas envueltas en una vorágine de actividades, responsabilidades y mucha auto-exigencia. Inevitablemente, hay un claro desencadenante de esta dirección vital: El Estrés. Ese estrés no sólo se traduce en cómo reaccionamos y nos comportamos sino que, de forma natural e irremediable, tenderemos a “psicomatizar” toda esa tensión diaria en nuestro propio cuerpo. Y de ahí surgen los problemas o lo que en el argot yogui solemos llamar, las "contraindicaciones": Rigidez en los músculos y tendones, contracturas, hernias, ciática, jaquecas, hipertensión..., dolor, inflamación y, probablemente, cargando más tensión y no tratándonos: Enfermedad.
Por eso es tan importante que encontremos esa calma interior, esa conexión entre nuestro cuerpo y mente para lograr alinearnos y armonizarnos con nuestra naturaleza - la externa y la interna - hasta sentir su total integración. Y así, con ello, poder sobrellevar el día a día de nuestras vidas. Con calma, sin abarcar más de la cuenta. Adquirir una mayor Consciencia e incorporar , también, nuevos hábitos de vida más saludables.
Una clase de Yoga es una propuesta para conectar, a través del trabajo corporal, con la parte más profunda de ti misma/o; esa parte olvidada pero verdadera, que puede hacerte más consciente de tus potenciales y recursos naturales, así como también de tus resistencias y miedos.
El yoga no es un deporte, no busca el contorsionismo, ni la exhibición. El yoga es sinónimo de unión y flexibilidad, íntima y consciente, en todos los aspectos, tanto físicos como mentales. El yoga, por tanto, debe adaptarse siempre a las personas y no al revés. Sin duda, el yoga nos ayuda a ser más flexibles en todos los ámbitos de nuestra vida
Las clases de Yoga para mayores se realizan en grupos reducidos y están diseñadas específicamente para re-equilibrar los desajustes físicos y ayudar a mejorar las afecciones orgánicas de los practicantes. Las clases son más suaves y menos exigentes.
Las clases pondrán más énfasis en la práctica de la relajación (la relajación en sí ya es terapéutica), meditación y visualización. Se le da especial relevancia al alineamiento corporal en las posturas de yoga y hay mayor uso de apoyos y soportes (mantas, sillas, cinturón, pared), así como un el continuo ajuste manual de los profesores para lograr una mejor alineación, integración postural y alivio del dolor crónico o cualquier molestia.
*La Práctica tiene muy en cuenta las dificultades físicas y/o dolencias crónicas de cualquier índole.
Consiste en la práctica de posturas de yoga (Asanas) que aportan a los músculos firmeza y elasticidad, caracterizada por una suave transición entre una asana y la siguiente. Esta experiencia va ligada a ejercicios de respiración (pranayama) y la relajación profunda para reforzar y purificar el cuerpo.
Las clases incluyen afirmaciones y visualizaciones positivas, acompañadas de música. El hatha yoga nos enseña a respirar correctamente: Así, la Respiración plena y libre genera un profundo y poderoso crecimiento interior que desarrolla la consciencia del pensamiento creativo.
Además se refuerza el sistema inmunológico, aumenta la flexibilidad, mejora el equilibrio, fortalece los músculos y huesos y equilibra el sistema nervioso.
Con la práctica de, al menos, dos veces por semana notaremos nuestro cuerpo más ligero y relajado del estrés cotidiano y menos carga mental.
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*Distintos niveles. Práctica dirigida y adaptada también a principiantes y personas con dolencias leves.
El Yoga Oncológico es una adaptación del yoga tradicional a las particulares necesidades físicas y emocionales que atraviesan las personas con cáncer, desde el diagnóstico de la enfermedad, durante los tratamientos y hasta la fase de pos-tratamiento. El Yoga oncológico se relaciona con la enfermedad en la medida que es importante conocer cómo funciona, sus tratamientos y consecuencias, protocolos, etc., para comprender las etapas y casuísticas que comporta un proceso oncológico.
Pero, sobre todo, el yoga oncológico se relaciona con la persona y su particular forma de sobrellevar la enfermedad, prestando atención a sus necesidades físicas y emocionales, desde un profundo sentido humano.
Para la adaptación física de las posturas utilizamos una serie de elementos como bloques, mantas, cintas, cojines que facilitan la práctica de asanas sin riesgos a la vez que favorecen la movilidad y la relajación. Para afrontar las consecuencias emocionales de la enfermeda trabajamos con pranayamas y técnicas de relajación profunda que posibilitan la reducción del estrés, el miedo y la ansiedad.
Acompañamos el proceso oncológico desde el yoga, abriendo un espacio de seguridad y confianza y fomentamos la creación de redes de apoyo, porque el amor, la solidaridad, el contacto y el intercambio de experiencias forman parte de la salud integral.
Los beneficios del Yoga Oncológico son múltiples, y están avalados por diversos estudios científicos que distinguen al yoga como una de las terapias complementarias idóneas a los tratamientos convencionales, puesto que contribuye a mejorar la calidad de vida global de las personas con cáncer en las distintas fases de la enfermedad.
Los clases serán en grupo de un máximo cuatro personas.
*Viqi pertenece a la Red de Yoga Oncológico
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