Desde hacía años y en distintos lugares en los que había residido, por motivos laborales, comencé a recibir clases de yoga. Fue todo un descubrimiento. Me hacían sentir relajada y podía dormir tranquila cada noche. Mi cuerpo también estaba más ligero y mi mente más clara. Practiqué varios tipos de yoga. Y ese aprendizaje quedó guardado ahí, dentro de mí, como una energía latente que algún día alumbraría.

Hace once años por motivos personales, decidí tomarme un tiempo sabático en mi profesión. Justo en esa época tomé la decisión de estudiar la formación de Instructora de yoga. Además, tenía mucho interés en profundizar respecto a su filosofía y plano espiritual. Algo que siempre ansié y que dado mi estado mental nunca pude hacer. Desde ese momento, pude vislumbrar que una nueva puerta a otro universo se abría ante mí.

Entré de lleno en el mundo holístico, natural, integrativo... cualquier nombre que queramos ponerle. Podríamos llamarlo, VERDAD. Un camino de auto-conocimiento no siempre fácil. Porque para llegar a lo más profundo de nuestro SER, tienes que explorar tus miedos y te encuentras con muchas cosas que no resolviste... Heridas que no cerraste. Sigo trabajando en mí, aprendiendo a hacerlo sin prejuicios ni culpa, queriéndome y aceptándome, intentado crecer y encontrándome aún con ciertos obstáculos,  cayendo y volviendo a empezar, pero teniendo la plena CONSCIENCIA de que es aquí donde debo buscar, estar y donde quedarme.

Luego, hice cursos de cocina Macrobiótica y continué con la formación de Consultora. Más tarde, comprobé los resultados que la Medicina Tradicional China nos proporcionaba tanto a familiares, amistades, como a mí . Así que me animé a iniciar sus estudios  completos que duraron tres intensos años de mucho aprendizaje. Y seguí con Nutrición y Herbodiétetica hasta que me diplomé. 

Pero aún me faltaba el mayor aprendizaje de todos… La enfermedad en toda sus dimensión. La de los míos y la mía propia.  Conocer el verdadero sentido de las pérdidas y el de la supervivencia propia. Las despedidas y el renacimiento de los que aún seguimos aquí. Sin duda, mi mayor escuela en la vida. 

Así que ahora, re-nacida, acabo de formarme en Yoga Oncológico y realizar un postgrado en Nutrición Oncológica. He logrado volver a mi querida y ansiada tierra, Canarias. Cumplir uno de mis mayores sueños: crear mi propio centro. Ayudar a los demás. Aprender de los demás. 

Y con una lección inculcada:  las terapias que he estudiado ni son alternativas ni van en contra de nada ni de nadie.  Creo firmemente que tanto los profesionales sanitarios como los terapeutas debidamente preparados y acreditados,  podemos ir juntos de la mano a la hora de ayudar a aliviar los síntomas o tratamientos de los enfermos.  Somos personas.  Amor. 

Y te das cuenta de que aquella puerta ya no se puede volver a cerrar porque tras ella está la Vida, la Verdad y la única razón de Ser y de Estar.